(Quercus spp). La encina es un árbol perteneciente a la familia de las fagáceas y es uno de los árboles de madera dura más importantes y difundidos. La más típica en Europa es la conocida como Quercus ilex, que forma el encinar (bosque típico del Mediterráneo) y es uno de los árboles más representativos de los países mediterráneos gracias a su alto grado de adaptación al clima seco. Son árboles grandes, frondosos, que pueden alcanzar entre 3 y 20 metros de altura, con troncos cuyo diámetro puede llegar a sobrepasar un metro de diámetro y muchos de ellos tienen más de 300 años de edad.
Una de sus principales características es la persistencia de sus hojas, que tardan de uno a cuatro años en desprenderse. Las hojas son algo espinosas y pueden ser dentadas o de margen liso. Las flores son de dos tipos (masculinas y femeninas), pero los dos tipos se encuentran presentes en el mismo árbol. Las flores masculinas producen el polen, mientras que las flores femeninas, tras la polinización, se transforman en bellotas.
La bellota es el fruto de la encina. Está protegida por una caperuza y de ella se obtiene, machacándola, una harina comestible que servía antiguamente de sustento al hombre. En la actualidad se emplea casi exclusivamente para el engorde del cerdo, aunque también es el alimento de muchos animales que viven en estado salvaje.
La corteza de la encina se utiliza por ser rica en tanino, sustancia que se emplea para curtir el cuero. La madera se utiliza como combustible y para fabricar traviesas de vía férrea, toneles y objetos diversos de carpintería y ebanistería.
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