La alineación en Hegel
Para Hegel la realidad es la idea, el espíritu. Esta idea es dinámica, es dialéctica, tiene en sí misma una contradicción que le lleva a salir de sí, a alienarse. La dialéctica de Hegel pasa por tres momentos fundamentales:
- La idea es "EN SÍ", es lo que es.
- Antítesis: La idea sale fuera de sí, se exterioriza en la naturaleza.
- Síntesis (saber): La idea se reencuentra, se reconcilia consigo misma.
La alineación es necesaria para que pueda haber conocimiento y para poder llegar después al reencuentro, a la síntesis, a la identificación del objeto y del sujeto.
La alineación en Marx
Marx detecta a lo largo de la historia tres tipos de alineación:
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Religiosa: Es una alineación secundaria. Parte de la tesis de Feuerbach que dice que el ser humano es el creador de Dios y de la religión. Para Feuerbach, el hombre necesita conocerse, saber quién es. Entonces se propone a sí mismo como objeto de su conocimiento y proyecta fuera de sí un conjunto de cualidades que le pertenecen a él. Todas esas cualidades las sitúa en un ser fuera de sí y le llama Dios. Dios es simplemente una pura proyección del hombre.
Si se queda en el primer momento, de la afirmación de Dios, queda alienado. El hombre debe volver a reencontrarse consigo mismo. Por eso, cuando el hombre se da cuenta de que Dios es un puro ser pensado, se atribuye a sí mismo esas cualidades, niega a Dios y deja de estar alienado.
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Socioeconómica: El hombre no se siente realizado y está alienado porque sufre una doble división. Por una parte se ve dominado por intereses egoístas (domina por una parte la subjetividad, es una persona privada) Por otra parte es una persona pública, es un miembro abstracto del estado. Esta alineación cumple la misma función que Dios en la religiosa. El hombre se considera el instrumento político de la clase dominante.
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Económica: Se da en el proceso de trabajo del sistema capitalista. La alienación económica es la raíz de las demás alineaciones. El trabajo es la actividad creadora del hombre, es la esencia y naturaleza humana. El hombre, al trabajar, se proyecta sobre los productos de su trabajo: pone en cada producto algo de su ser. El hombre, fundamentalmente, no es conocimiento, sino trabajo productivo, trabajo creador. El hombre trabajador se crea a sí mismo, se hace, se desarrolla, se potencia a sí mismo transformando la naturaleza, desarrolla su personalidad dominando la naturaleza mediante el trabajo. A través de este trabajo el ser humano se exterioriza en el producto de su trabajo. Si esta separación no se suprime, no se reconcilia después, si no hay reencuentro, el trabajador queda alienado, porque el producto del trabajo es él mismo, el mismo hombre trabajador convertido en producto de trabajo, convertido en una mercancía que se vende en el mercado.
El fin es que los productos que el hombre hace mediante su trabajo sirvan para la producción de la vida, sirvan para que se pueda vivir ( comer, vestir, vivienda, sanidad, educación, etc.). No ha habido encuentro: el hombre va por un lado y los productos van por otro distinto. No le han servido para la producción social de la vida, se han quedado en manos de unos pocos: los propietarios de los medios de producción.
Entonces es cuando se produce la alienación: el hombre se vacía de sí mismo y en lugar de atribuirse a sí mismo la realidad de sus productos, los considera como algo ajeno, distinto de él. El trabajador está alienado porque atribuye a un ser distinto de él, un conjunto de cualidades que son su propia personalidad.
La alineación se produce a dos niveles:
- En la relación del trabajador con el producto de su trabajo. Al considerar los productos de su trabajo como una cosa distinta de él, se produce un distanciamiento de sí mismo.
- En el acto mismo del trabajo. El trabajador vende su fuerza de trabajo a otro ser distinto de él, que utiliza esa fuerza para fines lucrativos. Como el ser humano se crea a sí mismo mediante la actividad productiva, al tener que vender a otro su propia actividad, lo que hace es venderle su propia personalidad para que haga lo que quiera (se convierte así en instrumento de otro hombre).
Las alineaciones desaparecerán cuando desaparezcan las clases sociales, cuando el hombre se reconcilie consigo mismo en una sociedad comunista.
Lo que hace que el empresario sea cada vez más rico y el obrero más pobre es el concepto de plusvalía: el obrero produce un excedente que va a parar al empresario, no al obrero. El obrero recibe sólo una parte del capital que le corresponde. Esta injusticia se salvaría socializando los medios de producción.