Nietzsche. Vitalismo y fenomenología (VI)

Voluntad de poder y perspectivismo

El perspectivismo afirma que la realidad, en cuanto dinámica, es perspectiva. La vida debe interpretar aspectos distintos de la realidad y enfrentarse a ellos en diferentes perspectivas.

Una comprensión fija de la realidad es imposible. La naturaleza humana es múltiple. Hay numerosos impulsos, instintos y perspectivas que configuran la voluntad de poder de cada hombre. Voluntad de poder que es libre, sin fin, en continuo desarrollo, dispuesta a querer, a decidir sin normas externas, quiere poder y posibilidades ilimitadas.

Frente a  la debilidad de los cristianos, Nietzsche llama a la consecución del poder, de la autonomía para decidir, del poder creativo. Esta voluntad será el motor de la nueva valoración que sigue al nihilismo. Esta voluntad de poder no es entendida al modo Kantiano como capacidad metafísica. No existe una facultad, voluntad pura, capaz de decidir o querer sino una voluntad formada por fuerzas, impulsos, que configurarán una existencia humana realmente vital.

Esta voluntad de poder es la voluntad de verdad, que siempre se está haciendo. La única relación posible entre el sujeto y el mundo es la estética, la creación que cada sujeto lleva a cabo al crear su propia vida.

El superhombre sólo cuenta con la voluntad de poder a la hora de crear valores. La vida es una energía inquieta, crea nuevas formas de vida y destruye otras.

La voluntad de poder se opone a la voluntad de la igualdad. Nietzsche lucha contra la identificación de igualdad con justicia y contra el cristianismo que dice que todos somos iguales ante Dios.

La voluntad de poder es interpretación del universo, es un punto de vista para descubrirlo, es la esencia dionisiaca de la realidad. El universo es un conjunto de fuerzas que se equilibran entre sí. La voluntad de poder tiene una interpretación cósmica y psicológica porque el hombre está formado por fuerzas, instintos que aspiran a su propio desarrollo.

La voluntad de poder es la voluntad de vivir más y es siempre creadora. No hay un ser, sino un yo con múltiples fuerzas.

El eterno retorno

Realizada la transmutación, asesinado Dios, asumido el nihilismo, algo pesa todavía sobre los hombres de Zaratustra, y es precisamente el ansia de inmortalidad por la que toda vida quiere eternidad.

Para liberarse de ese peso señala su teoría del eterno retorno. Según esta teoría, la sucesión de acontecimientos se repite eternamente.

La vida es como un círculo y, llegados a su término los distintos sucesos, todo vuelve a repetirse igual, su duración es eterna. Así se colma el ansia de inmortalidad. Ese ansia de inmortalidad no conduce a un desprecio del instante, cada instante es eterno. Se excluye la idea de un más allá personal y crea la posibilidad de vivir la vida de nuevo y un número sin fin de veces.

El hombre fuerte, dionisiaco, afirmará este universo con firmeza, con coraje, y dice: "Volveré de nuevo a esta tierra una y otra vez a vivir la misma vida", y así, en cada una de estas vidas idénticas encontrará el eterno retorno de las cosas.

Si consideramos que volvemos a vivir nuestra vida infinitas veces y que será idéntica, hay que intentar que esta vida merezca ser vivida. Cada uno de estos actos tendrá que ser digno de una repetición infinita. El eterno retorno es la más alta forma de la actitud afirmativa hacia la vida. Zaratustra no es sólo el profeta del superhombre sino también el maestro de la doctrina del eterno retorno.

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