Sus hojas son generalmente planas y ensanchadas en la base, y dejan en las ramas unas cicatrices redondas y bien visibles. Las piñas se mantienen enhiestas en las pequeñas ramas y, cuando maduran, se caen a pedazos, quedando sólo el delgado corazón de la piña una vez soltada la semilla.
El Abies alba (llamado así por el color claro de su tronco) puebla los bosques del centro de Europa y prefiere vivir en ambientes bastante húmedos. Sin embargo, existen otras dos especies de abeto en Europa adaptadas a climas secos: el abeto de España (Abies pinsapo) y el abeto griego (Abies cephalonica).
En América, las especies más comunes de abeto son: El abeto balsámico, el abeto gigante, el abeto púrpura, el abeto noble, el abeto blanco, el abeto subalpino y el abeto Douglas. Este último es el «rey» de los bosques del noreste americano, y frecuentemente alcanza más de 60 metros de altura y casi 2 metros de diámetro. Además, también es decorativo y proporciona la mayoría de árboles de Navidad.
Muchas variedades de abeto constituyen fuentes importantes de madera y pasta de papel, otros proporcionan bálsamos y aceites medicinales, y otros son estimados como ornamentales y árboles de Navidad.
Las principales especies ornamentales de abeto son: el abeto Púrpura, el abeto Español, el abeto Plateado del Himalaya; los abetos Momi y Nikko de Japón, el abeto Siberiano, y el abeto Nordmann, de la región del mar Negro.