Son árboles de hoja caduca, de la familia de las sapindáceas, que pueden alcanzar hasta 30 metros de altura.
Sus hojas son opuestas, compuestas y de largos pecíolos; las hojillas salen desde el centro en un número que varía entre cinco y nueve. En primavera da grandes flores de forma acampanada que se agrupan en racimos.
Los frutos son redondos, no comestibles y están encerrados en cápsulas gruesas y correosas que se abren en tres cuando maduran. Durante el invierno, en las ramas del árbol aparecen unas yemas oscuras, de gran tamaño y muy pegajosas.
La especie más común es el Aesculus hippocastanum, originario del sur de Europa y Asia, pero bastante difundido también por América. Sus hojas tienen de siete a nueve hojillas puntiagudas, que presentan mayor anchura en la mitad externa. Las flores de este castaño de Indias son de pétalos blancos con manchas amarillas y rojizas; las semillas, por su parte, se encuentran incluidas en unas cápsulas provistas de suaves espinas.
El Aesculus glabra crece en algunas zonas de América del Norte; da flores de color verde amarillento y semillas a las que rodea una cápsula espinosa.
El Aesculus octandra es parecido al anterior pero sin el desagradable olor que caracteriza a la corteza de este, y las cápsulas que cubren las semillas presentan una superficie exterior uniforme.
El Aesculus californica da flores blancas o rosadas; su madera es ligera, blanda, quebradiza y sólo se emplea en la elaboración de cajones, embalajes y pulpa para papel.
A pesar de su nombre, ninguno de estos árboles tiene afinidad con los castaños pertenecientes a la familia de las fagáceas.
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