Hojas arrugadas
Si las hojas se han arrugado, tienen picaduras y están pegajosas, el problema es el pulgón. Los pulgones actúan cuando el ambiente es seco, si el terreno está plagado de malas hierbas, o si se ha abonado en exceso.
Solución: Hay que fumigar semanalmente con agua jabonosa o con un insecticida. Además, habrá que airear el suelo, facilitar la ventilación y eliminar regularmente la maleza para prevenir que vuelvan a aparecer.
Telarañas
Si se ven telarañas y manchas rojizas en las hojas y, al poco tiempo, estas se enroscan y se caen, las flores no se abren y los brotes no llegan a crecer, el problema son los ácaros.
Solución: Hay que humedecer con frecuencia cuando hace calor y colocar las macetas en un lugar fresco. Para prevenirlos, será necesario aplicar aceite mineral o acaricida en invierno, cuando los brotes hayan aparecido.
Pequeños insectos revoloteando
Si al agitar las hojas de las plantas pueden verse pequeñas moscas blancas revoloteando a su alrededor, el problema será la mosca blanca. La mosca blanca aparece en ambientes mal ventilados y húmedos.
Solución: Hay que pulverizar con agua jabonosa para controlar la proliferación y colgar tiras pegajosas para que queden pegadas.
Hojas con agujeros
Los caracoles devoran las hojas y brotes de narcisos, dalias, jacintos, etc
Solución: Los caracoles suelen actuar de noche y se pueden controlar con trampas. Por ejemplo, dejando enterrado un frasco pequeño con cerveza entre las plantas. La humedad atraerá a los caracoles y se ahogarán. También se pueden rodear las plantas con serrín o arena, ya que les resulta imposible desplazarse sobre esos materiales.
Manchas de color pardo
La roya seca las hojas de las plantas, dejándolas en un estado bastante alarmante y provocando un desarrollo lento y el marchitamiento en general de la planta.
Solución: Hay que fumigar con una solución de sulfato de cobre y cal en agua un par de veces por semana. Para prevenir habrá que procurar no mojar las hojas ni hacer plantaciones muy apiñadas.
Polvo blanco
La humedad favorece la aparición del Oidio, que es un hongo que se aprecia como una vellosidad blanca o gris en las hojas y un polvo blanquecino en las flores.
Solución: Hay que podar las zonas afectadas y, si está muy extendido, utilizar fungicidas. Para prevenir su aparición, procuraremos no mojar la planta y respetar las distancias de plantación para favorecer la ventilación.
Mordiscos circulares
El exceso de abono y la sequedad favorece la aparición de la avispa serradora. Por el día permanece en el terreno y, cuando los huevos eclosionan, asciende de noche hacia las hojas para devorarlas, dejando mordeduras circulares.
Solución: Para combatirla, hay que aplicar un anti-insectos del suelo alrededor de la planta.
Hojas descoloridas
Los terrenos arcillosos, pobres y apelmazados retienen el agua e impiden que las raíces absorban la necesaria, así como los nutrientes. El resultado de esto es el amarilleo de las hojas, que da lugar a la clorosis férrica o carencia de hierro.
Solución: Para evitarla, hay que corregir el suelo con un reverdeciente universal como el hierro o cavar a 25-30 cm de profundidad y aportar materia orgánica como estiércol o mantillo.
Hojas pegajosas
Las cochinillas permanecen inmóviles en las plantas pero absorben su savia y las dejan sin vigor. Los brotes pierden color y, en ocasiones, el follaje tierno amarillea. Además, las cochinillas segregan una sustancia pegajosa que atrae a las hormigas y al hongo negrilla, causando el marchitamiento de tallos y hojas.
Solución: Sus caparazones dificultan la eliminación, pero existen insecticidas específicos muy eficaces. También es efectivo aplicar alcohol de ginebra rebajado con un algodón. La constancia es básica para su eliminación.