(Arbutus spp.). El madroño pertenece a la familia de las ericáceas, de la que también forman parte las gayubas, los brezos, rododendros y las azaleas. Se conocen 12 especies naturales de América del Norte y de la región mediterránea.
La corteza del madroño es suave, de color rojo ladrillo y se desgaja en franjas irregulares de poco espesor.
Sus hojas coriáceas varían entre ovales y oblongas, son de color verde oscuro, brillantes y más claras por la parte inferior, con bordes lisos o finamente dentados. Se mudan en verano, después de haberse formado el follaje nuevo.
En primavera aparecen racimos de flores blancas en forma de urna, que más tarde se transforman en frutos esféricos y de color naranja, los cuales son comidos por diferentes clases de pájaros.
En Europa crece el llamado Arbutus unedo, arbusto que puede alcanzar los cuatro metros de altura, de frutos grandes y comestibles. Se desarrolla prufusamente en los encinares degradados, sobre terrenos silíceos en los que se conserva aún un relativo espesor de suelo. Con frecuencia se cultiva con fines ornamentales.
El llamado madroño del Pacífico (Arbutus menziesii), de hojas anchas y persistentes, es el árbol más característico de la costa americana de dicho océano. Algunos ejemplares alcanzan alturas de 25 a 35 metros, con troncos de que pueden tener desde 60cm hasta un metro de diámetro.
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