Realidad Cartesiana.
Sólo hemos percibido con claridad dos proposiciones: que yo existo y que Dios existe. Por una parte veo que nada pertenece a mi esencia excepto que soy una cosa pensante e inextensa. Pero por otra parte tengo una idea clara y distinta del cuerpo como una cosa extensa y no pensante. De ahí se sigue que el yo, el alma, por la que soy lo que soy, es entera y distinta de mi cuerpo y, por lo tanto puede existir sin él. Mi existencia como sustancia pensante no prueba la existencia de mi cuerpo pero encuentro en mí ciertas actividades que implican la existencia de una sustancia corpórea y, considerando a Dios como suma perfección, como veraz y no engañador, debo considerar que Dios es garantía de verdad de la existencia de objetos corpóreos, luego hemos de admitir que pensamiento y extensión son completamente distintos.
Una sustancia es una cosa que no requiere ninguna otra para existir. Literalmente, este concepto sólo puede aplicarse a Dios. No hay ninguna cosa creada que pueda existir sin ser sustentada por su poder. Descartes afirma que el concepto sustancia no se predica en un sentido único de Dios y de otros seres. Primariamente se aplica a Dios y secundaria y analógicamente a las criaturas. Fuera de Dios existen dos clases de sustancias. Estas sustancias creadas son corpóreas o pensantes y sólo necesitan del concurso de Dios para existir. Descartes distinguió entre tres clases de sustancias: res infinita (sustancia infinita y necesaria), res cogitans (sustancia pensante) y res extensa (sustancia extensa).
A cada sustancia le corresponde un atributo principal que es inseparable de la sustancia: a la res cogitans le corresponde el atributo del pensamiento, a la res infinita, el de la perfección y a la res extensa, la extensión.
Antropología Cartesiana (res cogitans).
Yo estoy cierto de que existo, pero sólo en la medida en que pienso, sin embargo dudo de la existencia de mi cuerpo y del mundo, porque esto lo percibo por los sentidos y estos me pueden engañar. Como aquello de lo que dudo (cuerpo) no puede ser lo mismo de lo que no dudo (pensamiento), entonces cuerpo y pensamiento son pensados como cosas distintas.
El pensamiento no necesita del cuerpo para existir, luego es una sustancia y por lo tanto, el alma (sustancia pensante) es independiente del cuerpo. Cuerpo y alma son dos sustancias separadas que pueden existir la una sin la otra y, sin embargo, están unidas. Esa unidad ha de ser por una parte accidental (dada la independencia de las dos) y, por otra parte, la experiencia indica que una unidad íntima une todo eso (la misma realidad que piensa es la que siente). Para Descartes esta unión se establece a través de la glándula pineal, que está en el cerebro y es la sede del alma.
El mundo corpóreo (res extensa).
Todo se reduce a materia y movimiento. Y la materia no es otra cosa que extensión. Acerca de la pregunta de por qué se mueve la "máquina del mundo" la única contestación es esta: Dios es la primera causa del movimiento y conserva siempre la misma cantidad de movimiento en el mundo. De la misma inmutabilidad divina se derivan las 3 leyes de la naturaleza, que son obtenidas a priori, no por inducción:
- Primera ley de la naturaleza (Principio de inercia): Cada cosa permanece en el estado que se encuentra si nada cambia. Si algo se mueve, siempre estará moviéndose si no hay otra fuerza que lo pare.
- Segunda ley de la naturaleza: Todo cuerpo que se mueve tiende a moverse en línea recta.
- Tercera ley de la naturaleza: Ley de conservación del movimiento.
El universo tiene por tanto, una explicación mecanicista. Rechaza la necesidad de un alma vegetativa o sensitiva para explicar la vida de las plantas o animales.