Nietzsche. Vitalismo y fenomenología (V)

La idea de superhombre. La nueva antropología

Nietzsche no concibe al hombre como alguien capaz de ser él mismo. Su voluntad de poder le va a permitir eliminar todos los valores morales a los que estaba sometido.

El hombre es un ser miserable porque desprecia la tierra y el cuerpo; es un ser a medio hacer entre la bestia y el superhombre. El hombre es un puente hacia el superhombre y no un fin en sí mismo. El hombre es algo que debe ser superado.

El hombre no es un ser estático, inmóvil; está dotado de una enorme capacidad creadora. Para que llegue a ser el superhombre, tiene que superar la moral tradicional decadente y llegar a la nueva moral que está de acuerdo con su naturaleza. Para ello tiene que superar la idea de Dios:  Dios ha muerto y sólo queda el hombre, que se va superando hasta el superhombre.

El superhombre se preocupa, sobre todo, por la vida. Valora la vida corporal, la salud, el placer, las pasiones, la violencia. Las virtudes que ama son la fuerza física, el poder, la rebeldía del fuerte y del poderoso.

Su conciencia es la conciencia de la naturaleza: lo que favorece la naturaleza es bueno y lo que la perjudica es malo.

El superhombre es un ser superior que dice sí a las jerarquías entre los hombres: la igualdad sólo lleva a la moral del rebaño, de esclavos. El superhombre ha roto la jerarquía de valores tradicional.

Vive fiel a la tierra, lejos de la trascendencia metafísica de los filósofos, lejos de la idea de Dios. Es fiel a lo terreno, olvidando lo espiritual.

El superhombre conoce la muerte de Dios. La tierra ocupará el lugar de Dios y el hombre será ahora el creador.

El superhombre vive la voluntad de poder, que es la consecuencia de las ansias de vivir, es la voluntad de dominar y recrear el mundo y sus valores.

El superhombre es el ser que vive el eterno retorno. Querer el futuro es volver a querer el pasado; todo ha existido ya.

El superhombre asume la vida como experimento (continua creación y desarrollo de posibilidades) y asume el devenir (de este modo, la tarea de vivir es estética, creativa).

Nietzsche describe las tres transformaciones del hombre que va camino del superhombre:

  • El Camello representa al hombre que soporta el peso y la carga de toda la tradición occidental. Su máxima es el deber Kantiano.
  • El León es el hombre superior que elimina los restos del pasado. Se convierte en crítico y dueño de sí mismo, impone su voluntad, lucha contra su último Dios y es el hombre que crea su libertad.
  • El Niño es el hombre por llegar, el superhombre, capaz de afirmarse por encima de los valores tradicionales. Su afán es la conquista del mundo. Representa la actitud creadora, la voluntad espontánea, la libertad verdadera, la aventura, la existencia como juego, es el sí a la vida. A partir de esta transformación empieza a aparecer el superhombre, con ansia de vivir, que se sitúa más allá del bien y del mal.
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