Ortega y Gasset. Filosofía Española del s. XX. Vitalismo y escolasticismo

Escolasticismo

Ortega delimitó el término escolasticismo al definirlo como "toda filosofía recibida", llamando recibida a aquella filosofía expuesta y aceptada como propia, aunque pertenezca a un círculo social distinto y distante, en el espacio social o en el tiempo histórico, de aquel en que es aprendida y adoptada. De este modo podemos decir que el escolasticismo es una categoría histórica y no un sistema filosófico.

Para Ortega la actitud escolástica consistía en una confianza ciega en las jefaturas espirituales. Esto quiere decir que se creen determinados textos que contienen afirmaciones válidas y el único problema es la correcta comprensión para entender lo que el autor quería decir.

La filosofía radical se opone a cualquier filosofía escolástica por la prioridad que da al problema sobre la doctrina. Por eso, para Ortega, el mal de toda escolástica está ejemplificado en el mal de la filosofía escolástica medieval: no podían entender las ideas de la filosofía griega porque no se habían planteado los problemas a los que respondía dicha filosofía. Son tantos los avisos de Ortega contra el transplante de pensamiento que difícilmente, alguno de sus discípulos se decidiría a pertenecer a cualquier escolástica, ni siquiera a la del propio Ortega.

Ortega dijo: "…no necesitamos pensar que nuestra filosofía sea la definitiva, sino que la sumergimos como cualquiera otra en el flujo histórico de lo corruptible. Esto significa que vemos toda filosofía como constitutivamente un error, la nuestra como las demás…"

Vitalismo

Ortega y Gasset, que fue calificado habitualmente de vitalista, proporcionó varias definiciones del término vitalismo, que permitieron comprender la ambigüedad del concepto.

Por una parte, el nombre vitalismo puede ser aplicado a toda teoría biológica que considere que los fenómenos orgánicos son irreductibles a los principios físico-químicos. Por otra parte, el vitalismo se puede aplicar a la filosofía para explicar varias cosas:

  • En primer lugar, una teoría del conocimiento que concibe a éste como un proceso biológico.
  • En segundo lugar, una filosofía que rechaza la razón como modo superior de conocimiento y afirma la posibilidad de un conocimiento directo de la realidad última, la cual es vivida inmediatamente (como es el caso de la filosofía de Bergson).
  • En tercer lugar, una filosofía que sólo acepta un modo de conocimiento racional, pero que cree obligado tratar en el núcleo del sistema ideológico el problema de la vida, es decir, el problema mismo del sujeto pensante de este sistema.

Esta última acepción sería la única que aceptaría Ortega en caso de calificar su filosofía de vitalismo y sería también la acepción que encajaría en los sistemas filosóficos que hacen del concepto de vida una noción fundamental en la interpretación del mundo y del papel que el hombre desempeña en el este (como es el caso de la filosofía de Nietzsche).

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